5. José Falcón y su visión de los tormentos practicados en los procesos de San Fernando

En 2016 fue lanzado el libro “José Falcón ESCRITOS HISTORICOS” – compilación y edición de Thomas L. Wigham[1] y Ricardo Scavone Yegros[2], (Servilibro). La obra fue recibida con críticas en redes sociales del sector nacionalista y el motivo de su impugnación es natural pues las memorias de José Falcón (foto), ex ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay, desnuda la figura de Francisco Solano López y la expone en toda su magnitud y entre los elementos señalados por Falcón se halla el tema de esta sección, las torturas y ejecuciones por la supuesta conspiración contra el Mariscal López.

La crítica presenta como prueba de la inocencia de Solano López en esos hechos la afirmación de Richard Burton, viajero inglés que pasó por el Paraguay durante la guerra, quien respecto de las torturas ordenadas por Solano López afirmó en su libro:

La verdad parece totalmente desconocida en las márgenes del Plata. Luego de que las aseveraciones más certeras y los detalles más fieles sobre la ejecución de un malhechor (o víctima) de alto (o bajo) rango se ha ostentado a los ojos del mundo, algunos días probarán que todo fue una absoluta mentira. [3]

Es preciso conocer un hecho y es que el inglés Burton escribió y publicó esto apenas terminada la guerra en 1870 y mucho antes que un Centurión, un Aveiro, un Falcón, o un Godoy en sus declaraciones personales al Dr. Estanislao Zeballos dijeran al público que efectivamente las torturas y los fusilamientos fueron ordenadas por López quien poco faltó para que, siguiendo las insinuaciones de su abyecto obispo, sencillamente ejecutara a todos los conspirados sin ese remedo de juicio que fueron aquellos de San Fernando donde los mismos Centurión, Falcón, Maiz y Aveiro fueron jueces, fiscales o supervisores de las mismas torturas y/o de los fusilamientos como Julian N. Godoy, el principal fusilador. Por haberse adelantado, Burton se perdió esta parte de la historiografía paraguaya pero su afirmación quedó en el papel para que hoy la falacia lopista se aferre a ellos y declare que “hay que revisar las fuentes primarias(paraguayas)”.

En el capítulo “Notas y documentos históricos 1840-1870” del libro de José Falcón (foto), puede leerse sobre aquella conspiración contra Solano López:

Luego que de las declaraciones resultaban indicios más formales,
mandó López apurar con tormentos, que consistían estos en 2 y hasta 4
barras de grillos, y en ese estado estirarlos y castigarlos con azotes, golpes
de espadas y juncos, cepos de Uruguayana, que era sentar a los hombres
en el suelo de cuclillas, amarrarle las manos, meter sus rodillas entre los
brazos, y sobre estos y por debajo de aquéllas, meterles 3 o 4 fusiles, y
sobre el cogote 4 o seis más, que asegurados con correas por los extremos,
quedaba el individuo completamente aprensado sin poder mover ni un
dedo, más que pedir a gritos misericordia, llegando algunos a morir en
este tormento; bajo el cual se llegó a decir que Benigno y Bedoya habían
distribuido en la Asunción dinero del tesoro para formalizar la revolución
denunciada, y que estaban de inteligencia con el enemigo por medio de
chasques ocultos.
(p. 98).

¿Cómo podría darse un tormento o tortura tan detalladamente como lo hace Falcón sin haberlos presencido y, además, coincidentes con la descripción de otros autores protagonistas paraguayos de la guerra?, ¿se inventó Falcón esta descripción o la vio en persona?  Recordemos que el propio Falcón llegó a ser parte de aquellos tribunales de sangre. Es obvio entonces que Burton, o no presenció dichas torturas o sencillamente vendió su conciencia al dinero de López. Falcón continúa:

Se aumentó su rabia y despotismo desde que con los tormentos
declaraban aquellos infelices, víctimas de la tiranía de López, que se
conspiraba contra su vida, por medio del veneno o asesinato, de revolucio
nar al país, y sublevar el ejército para entrar en arreglos con el enemigo,
con quienes decían estaban ya en inteligencia acordada para ello; que la
arribada de las corazas hasta la Asunción había sido con ese objeto, y que
el Tesoro nacional había sido desfalcado en estas pretensiones. Todo po
día pensarse en aquella situación tan crítica y aterrante; pero el que
escribe estos apuntes, en vista de los tormentos con que eran arrancadas
estas declaraciones, suspende su juicio, sin atreverse a deslindar hasta
qué punto de veracidad pudieran haber tenido esas manifestaciones,
porque nuestras circunstancias demandaban imperiosamente buscar
algún remedio como aminorar al menos nuestros males.
(p. 99).

Aterrado quedó Falcón con estos tormentos usados para obtener declaraciones las que por ello ya eran nulas en el Paraguay del siglo 19 y hoy son nulas y no tienen siquiera entidad legal conforme al derecho y arroja un manto de dudas sobre la veracidad de esas declaraciones extraídas con el expediente de la tortura.

Vemos a un Falcón que prefiere guardar silencio, repugnando incluso y tácitamente lo que obligado por las circunstancias debió hacer contra su conciencia. Y esto es lo que –en resumidas cuentas- motiva la impugnación nacionalista de sus documentos, aunque no se quiera reconocer, no se quiere admitir que un servidor de López se arrepienta de los crímenes que debió cometer en defensa de la estabilidad de un gobierno y la seguridad de un gobernante que no hesitó en violar la propia ley de su padre que prohibida los tormentos aun a pesar de la vigencia de la ley colonial española que lo permitía. ¿Se enteró de ello, Burton?, Para Burton “algún día” se sabrá que las acusaciones contra López y sus torturas eran todas mentiras. Burton habrá muerto sin saber que Aveiro, por ejemplo, afirmó sobre aquellos jóvenes españoles a los que López acusó de quedarse con dinero del estado: …murieron torturados sin siquiera contestar las preguntas (Sic).

Falcón seguirá siendo impugnado por la falacia lopista hasta el día del juicio final, estamos seguros, porque aun demostrándose la autenticidad de sus documentos la impugnación seguirá, pero ya con otros argumentos.


[1] Wiegham, Thomas Louis, profesor emérito de la Universidad de Georgia. Autor de varias obras sobre la Guerra de la Triple Alianza.

[2] Scavone Yegros, Ricardo, historiador, diplomático, académico de número de la Academia Paraguaya de Historia.

[3] Burton, Richard – Cartas Desde los Campos de Batalla del Paraguay. pag. 54. En la versión en inglés se podrá verlo en el Preface, p. XI. Es verdad lo que dice Burton sobre el nulo conocimiento que se tenía en el Rio de la Plata de las atrocidades cometidas y en parte del párrafo se puede leer que Burton dice que también en el Paraguay nada se sabía de esas atrocidades por lo que es natural que Burton las dé por mentiras cuando que no tuvo ocasión de, ni le dejaron, corroborarlas y eso no es ninguna prueba de la inocencia de López.

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