Varias son las pruebas que aporta la historiografía argentina para dilucidar la cuestión que nos trae la falacia lopista sobre una eventual alianza prematura.
Julio Victoria, asistentes y familiar cercano del Gral. Justo José de Urquiza, escribió en su obra:
Tiene en su poder el autor de este libro, una carta original del doctor don Salvador M. del Carril al general Urquiza, fechada el 19 de febrero de 1865, en la que, relatando una larga y muy interesante conferencia con el general Mitre, dice:
Discurrimos sobre la mejor política que convenía al país en las circunstancias, y no fué difícil ponernos de acuerdo en que la paz, la abstención y la neutralidad seria entre los beligerantes, era el camino único y salvador que se debían adoptar y que éste era el propósito firme del gobierno nacional.
Me aseguró que en cumplimiento de este alto deber nacional, ha resistido las solicitudes de la misión brasileña para pactar una alianza y ha despreciado sus insinuaciones halagüeñas, mirando con indiferencia sus promesas de poder y dinero. La misión del Brasil, me dijo, ha sido rechazada en todos los terrenos y la alianza es una cuestión desacreditada
En seguida el Brasil ha solicitado el permiso por medio de su ministro, en conferencias verbales, para transitar con su ejército por el territorio argentino desierto. Esta solicitud no la ha formulado por escrito, temiendo un desaire, pero no es menos cierta; la negativa ha dado lugar a réplicas, fundándose en los protocolos de la Confederación como antecedentes, etc. [1].
La neutralidad argentina al principio del conflicto está demostrada por esta prueba epistolar, incluso Victorica admite que si bien el presidente argentino –Bartolomé Mitre- tiene una posición oficial de total prescindencia del conflicto paraguayo-brasileño, en el diario “La Nación Argentina” se publica un artículo en el que se desliza, en palabras de Victorica, que “cualquier día la alianza argentino brasileña, sería un hecho, sin más razón, que por estar el Paraguay militarizado, y si venciese al Brasil, se vendría sobre nosotros el partido de la barbarie…etc.”. El tiempo –y la invasión paraguaya a Corrientes- le dieron la razón al contenido del artículo.
Seguimos leyendo a Victorica:
Si se investiga en los libros, folletos y periódicos publicados después de la tragedia y bombardeo de Paysandú, cual era la opinión de la mayoría del pueblo argentino en ese momento, ninguna duda queda de que la alianza con el Brasil habría sido imposible. El pueblo en masa hubiese derribado al gobierno, si la intentaba.
Ya veremos, más adelante, cómo pudo realizarse y cuántas dificultades encontró en su camino.
Fué en los primeros días del mes de febrero de 1865 que el general Urquiza envió al Paraguay al autor de estas líneas, con el encargo de demostrar al presidente López cuánto convenía respetar la neutralidad argentina, evitando todo motivo de complicaciones entre uno y otro país y que debía considerar la negativa de nuestro gobierno a transitar con sus fuerzas por territorio de la República, como inspirada en el deseo de alejar toda causa de complicaciones o rozamientos peligrosos, capaces de producir lo que con tanto empeño se procuraba salvar.[2]
De las mejores pruebas de una total neutralidad argentina en el conflicto del Paraguay y el Imperio, la aporta Victorica cuando –en los momentos previos a su viaje al Paraguay en Febrero de 1865 por encargo del Gral. Urquiza para pedir a López que no invada la provincia de Corrientes- relata:
Al llegar a Buenos Aires, donde debía esperar la salida de un vapor que fuese a la Asunción, recibí la visita del señor José G. Lezama, que traía el encargo del general Mitre, presidente de la república, de llevarme a su casa para hablar con él. El presidente me preguntó si era cierto que iba al Paraguay enviado por el general Urquiza y después de mi contestación afirmativa, conversó un momento y me despedí. El general Mitre no me interrogó sobre el objeto de mi viaje, ni yo creí tampoco deber manifestárselo.
Al salir de la casa del presidente, encontré de nuevo al señor Lezama que me esperaba y me acompañó hasta el hotel. Como buen negociante que era, me manifestó que estaba dispuesto a cargar un buque con armas y municiones, si yo me encargaba de ofrecerlas en venta al presidente López, a precios muy convenientes, y a pagarse con yerba, si no tenía dinero disponible.
¿Cómo podría entenderse que la Argentina estuviera aliada al Imperio del Brasil si una persona allegada al propio presidente argentino estaba intentando negociar armas en favor del enemigo de su aliado?.
En la célebre polémica entre Bartolomé Mitre y Jujan Carlos Gómez se lee una de las cartas de Mitre:
Como lo hemos observado antes, el Paraguay estaba en guerra con el Brasil. El Brasil era, por consecuencia, más que un aliado natural, un aliado de hecho. E l hecho se redujo á protocolo, y el tratado de la triple alianza fue firmado sobre el tambor por los mismos combatientes que iban á sellarlo con su sangre, y en presencia del enemigo común que había invadido nuestros respectivos territorios[3].
La descripción del propio Mitre no da lugar a dudas, la acción emprendida por el Paraguay para llevarle una guerra al Brasil ubica a la Argentina como aliado natural y de hecho del Imperio a la raíz de la invasión paraguaya a territorio argentino, un hecho que –por sus propias palabras- reduce todo a un Tratado de Alianza “firmada sobre el tambor”, vale decir, con la guerra declarada por el Paraguay a la Argentina.
Un importante historiador argentino es Juan Beverina quien escribió su afamada obra “La Guerra del Paraguay” y al respecto dice:
Resuelta como está la República Argentina a no plegarse a ninguno de los dos bandos en la presente guerra, la violación del territorio neutral de Corrientes equivaldría a echarse encima un nuevo enemigo, quien, por su propio interés, no dejaría de favorecer y hasta de aliarse con aquel de los dos países que hubiera sabido respetar la neutralidad violada en mal momento por el otro. No es ahora de admirar que, no bien iniciado el estado de guerra entre Paraguay y Brasil, los gobiernos de estos dos países hicieran todos los esfuerzos imaginables para obtener una autorización de tránsito que el Gobierno argentino, decidido a una neutralidad absoluta, estaba resuelto no solamente a negar, sino también a hacer respetar por las armas
El imperio del Brasil fue el primero que recurrió al Gobierno argentino en procura del permiso necesario para transitar con su Ejército por el territorio de Corrientes, alegando al efecto estipulaciones anteriormente convenidas (Protocolo del Paraná de 1857). Pero el General Mitre, fundado en que los motivos que intervinieron para dichas estipulaciones se habían modificado, como también, en que otro era actualmente el régimen de Gobierno de la República Argentina, se negó terminantemente a conceder dicho permiso… [4] (Sic).
[1] Victorica, Julio, Urquiza y Mitre, Contribución al Estudio Histórico de la organización Nacional, 1918, Buenos aires – La Cultura Argentina, pp 274/5.
[2] Victorica, Julio, ob. cit. p. 277
[3] Polémica de la Triple Alianza – Correspondencia cambiada entre el Gral. Mitre y el dr. Juan Carlos Gómez, 1897, La Plata, La Mañana, p.37/8
[4] Beverina, Juan, La Guerra del Paraguay, Tomo I, Buenos aires, 1921, Ferrari Hnos., pp. 79/80.