Por José Luis Martínez Peláez.
León Pomer
“Inglaterra fue la principal responsable de la guerra del Paraguay” (sic), con estas palabras, León Pomer, historiador argentino y cabeza principal del revisionismo histórico de ese país en la década de los 60 y 70 del siglo pasado se presenta ante el periodista argentino (especial para el ABC color de Asunción), Don Almando Armada-Roche.
La entrevista se hace en San Telmo, Buenos Aires, en el año 2009 y en ella se ratifica sobre la mas sonora de sus acusaciones, la que dice que una Inglaterra impiadosa, celosa del desarrollo económico de un país pequeño y mediterráneo fogoneó a los triple aliados para llevarlos a una guerra contra dicho pequeño país, el Paraguay. (1)
No hay nada novedoso en ese artículo que no se supiera de este afamado escritor que escandalizó a los países del Plata con sus acusaciones en aquellos años pero que le vino de perillas a aquellos gobiernos militares dictatoriales, fundamentalmente el del Paraguay que tenía así otro elementos de juicio para poder demostrar que la intervención de Solano López en el Plata estaba plenamente justificada contra la pérfida Albión y sus “naciones satélites en la región”. Quizás habría que mencionar que –en la entrevista- Pomer se manifiesta ni lopista ni antilopista y lo califica –al mismo tiempo- de patriota, de soberbio con ínfulas napoleónicas, tozudo, inexperto, y que se querría llevar todo por delante con o sin razón,
La obra en la que Pomer realiza esta denuncia es “La Guerra del Paraguay, un gran negocio” (1968, Ed. Caldén), y hoy es difícil de obtener, incluso el periodista le pregunta si se haría una nueva edición, lo que no tuvo respuesta.
La novedad
Dijimos que no había gran novedad en esa entrevista del año 2009, la novedad se da cuando Pomer escribe un artículo para el sitio web “folha on line” “Historias do Brasil”, donde se publican temas de contenido histórico, con el título “A chave dos cofres británicos”. No nos debe extrañar la publicación de Pomer en un sitio brasileño ya que fue profesor en historia en la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y de la Universidad Estadual Paulista (Unesp). Trabajó en Brasil cuando se auto exilió durante el gobierno del Gral. Onganía. (2)
En el artículo de marras, Pomer habla de dos asuntos bien definidos:
- La formación del Estado Argentino y
- El desempeño de un determinado grupo económico, y con esa calificación se refiere a Inglaterra.
Para el caso 2, nos sorprendemos al enterarnos que –en su artículo- Leon Pomer da un evidente giro copernicano en su postura respecto del asunto de la injerencia de los ingleses en la Guerra cuando dice:
“A guerra não foi promovida pelo governo inglês, e eu, pessoalmente, não tenho provas de que os estadistas britânicos a tenham desejado (fora do âmbito de seus sentimentos pessoais) como parte de uma política no Prata” (La guerra no fue promovida por el gobierno inglés, y yo, personalmente, NO TENGO PRUEBAS que los estadistas británicos lo tengan deseado (fuera del ámbito de sus sentimientos personales como parte de una política en el Plata).
Pero el giro está bien estudiado y además clarificado. ¿Por qué?, y es porque la acusación original es la de una “Inglaterra metida en el asunto” y así se presenta a un país globalmente en el que forman parte su gobierno, su banca, su clase industrial y comercial, su flota, etc.etc. y cuando Pomer se retracta solamente lo hace respecto de su gobierno.
Aún así, el edificio construido sobre la premisa de un país entero queriendo la guerra para el Paraguay se derrumba pues no puede haber intención inglesa si ella no parte de las decisiones de su gobierno, ya sea el ejecutivo como el parlamentario y allí Pomer es claro: “no tengo pruebas que los estadistas británicos la tengan deseada”. Pero aún así Pomer no desea realizar un arrepentimiento total, toda vez que reconociendo no tener las pruebas importantes para el estamento más representativo de una intención, un gobierno, insiste en los colaterales, en este caso, la financiación de la guerra por parte de la banca inglesa.
Respecto de la manera de financiar la guerra, Pomer dice:
“A única solução possível foi recorrer a empréstimos externos, que, tanto para o governo de Mitre quanto para o imperador, foram concedidos pelos bancos británicos” (sic). (La única solución posible fue recurrir a empréstitos externos, que, tanto para el gobierno de Mitre como para el Emperador, fueron concedidos por los bancos británicos).
Vemos así que Pomer no se desteta del todo de sus afirmaciones respecto de la acción inglesa pero aquí traigo a colación algo que en la entrevista en San Telmo le dijera a su compatriota entrevistador y era que Pomer manifestó haber investigado archivos en varios países como para escribir muchos libros de hasta 500 páginas que hablaban de esta guerra pero no parece haber tenido suerte en cuanto a poder investigar sobre las conclusiones a las que arribaron –más tarde- los trabajos de “ Historia de la Deuda Externa de América Latina. Carlos Marichal 1988. Alianza Editorial. Pag. 60 y 61, Historia Financiera e Orcamental do Imperio do Brasil. L.C Carreira, y no pudo (o no quiso) investigar una documentación argentina tan vieja como la Memoria del Ministerio de Hacienda a 1876. Buenos Aires 1877, páginas XIII, XIV”. Estas obras, traídas al foro en un reciente artículo del apreciado colega Ing. Quim. Don José Samudio, dicen que la incidencia de los préstamos/compra de bonos por parte inglesa a/de los aliados Argentina y Brasil sobre el costo total de la guerra es del 25% para el primer país y del 14% para el segundo al que esos estudios asigna un costo total de guerra de 56 millones de Libras y un préstamo inglés (de la banca Rotschild) de 7 millones de libras. Los números argentinos lo veremos en otro artículo.
Un dudoso y semi arrepentido Pomer se pregunta:
“Se esses empréstimos não tivessem sido concedidos, teria sido possível prolongar a guerra por mais de cinco anos? Ou será que ela teria se arrastado indefinidamente? Não existem respostas a essas perguntas. A única possível é que as coisas teriam sido diferentes”.(sic) (si esos préstamos no hubieran sido concedidos, ¿habría sido posible prolongar la guerra por más de cinco años, o será que ella se mantendría indefinidamente?. No existen respuestas a estas preguntas. La única posible es que las cosas habrían sido diferentes).
Con esta conclusión de una falta de respuesta, Pomer deja que el lector suponga que con la falta de préstamos esta guerra no sería posible.
Un forista de 15 años haría un cálculo en base a una simple “regla de tres” y aplicaría el siguiente silogismo: “Si Brasil gastó 56 millones de Libras en cinco años de guerra, los ingleses les prestaron 7 millones de libras para ganarle al Paraguay y sin ellos no habría guerra, luego Brasil –acabado el préstamo inglés- se tendría que retirar de la guerra antes de la Batalla de Curupaity”. Sorprendente.
Me decepciona Pomer; para ser un investigador de su nivel no pudo acceder a una información que poseía casi 100 años de antigüedad cuando escribió su libro y que compatriotas suyos y brasileños pudieron brindar al público con total facilidad, con datos con los que se llega a la conclusión que habiendo argentinos y brasileños financiado con fondos propios más del 75% de la aquella guerra hubiera durado quizás un poco más, pero de allí a decir que “las cosas habrían sido diferentes” es muy temerario y hasta supone una razón ridícula, tan ridícula como la afirmación boliviana que dice que la Guerra del Chaco no hubiera tenido el resultado que tuvo si no fuera por los préstamos argentinos al Paraguay cuando que éstos no pasaron del 4% del total del costo paraguayo de esa guerra y en esto, en 1935, los paraguayos lo hicimos mejor aún que los aliados, no endeudamos al país, expulsamos a los bolivianos del Chaco, recuperamos territorio y todo cuando aún estábamos pagando la deuda que asumimos después de la Guerra Guazú para poder levantar la economía paraguaya.
El eventual arrepentimiento de Pomer da dos pasos adelante y uno atrás. En su artículo dice:
“Os empréstimos dos bancos britânicos devem ter contado com a concordância do gabinete britânico. A Inglaterra não podia correr o risco de uma vitória paraguaia ou de um simples empate. Se o Paraguai não significava muito para o governo ou a economia inglesa, a eventual difusão de seu “modelo” era um risco ao qual os estadistas de Londres não podiam se mostrar indiferentes.(los empréstitos de los bancos ingleses debían contar con el acuerdo del gabinete británico. Inglaterra no podía correr el riesgo de una victoria paraguaya o de un simple empate. Si el Paraguay no significaba mucho para el gobierno o para la economía inglesa, la eventual difusión de su “modelo” era un riesgo al cual los estadistas de Londres no podían mostrarse indiferentes” (sic).
Pero Pomer olvida que cuando el Brasil logra colocar su empréstito en el Brasil, este país tenía rotas sus relaciones diplomáticas con Inglaterra luego lo del pemiso del gobierno inglés fue puro cuento.
Y dije un paso atrás porque aquí Pomer plantea la actual y moderna teoría del “riesgo país” que se estableció hace poco como un calificativo para los países que quieren obtener créditos internacionales, pero dicho calificativo se aplica al tomador del crédito y no al enemigo de éste. Pomer plantea el absurdo que para la aprobación gubernamental de un crédito (si es que en realidad era necesaria una) al Brasil para comprar armas y combatir al Paraguay, se considere las características económicas y financieras de este último país para conceder el crédito al primero, lo cual hace que el eventual pago del préstamo esté dado por la derrota paraguaya y no por la capacidad financiera brasileña de cancelar una deuda. Los que trabajamos en finanzas sabemos que lo que plantea Pomer es una inmensa e inmarcesible estupidez, aún así, extraigo lo único positivo de este párrafo recién transcripto, el Paraguay no tenía para Inglaterra mucho significado ni para el gobierno inglés ni para la economía inglesa, y lo de la autorización gubernamental hasta parece baladí si comparamos con esto último.
Pero en este asunto Pomer “marea la perdiz” confiado en que su lector no hará distinción entre un préstamo puro y duro en el que el banco inglés prestamista corre el eventual “riesgo país” y un “empréstito” que supone en realidad la colocación de bonos soberanos de un país en un mercado abierto de capitales en el que el banco inglés es un simple “comisionista colocador de bonos extranjeros” y el riesgo de pérdida lo toma el comprador del bono que bien puede ser un particular capitalista, un fondo de capitales ociosos y sólo en el caso que sea otro banco, recién allí podría considerarse la eventual necesidad de ajustarse al permiso del Banco de Inglaterra como fiscalizador. Si no fuera así, esos empréstitos no tendrían aquel importante “mordisco” en el precio de su valor nominal que en aquellos días estaba entre 20 y 30% y así el riesgo de una eventual pérdida está amortizado en dicha proporción. Ejemplo: por un bono emitido nominalmente por 100 libras, se paga 70 libras y al vencimiento se cobra (se rescata) 100 libras más intereses. Esta, la de los bonos, fue la figura usada por los aliados y no un préstamo normal.
Un final que muestra al verdadero Pomer
Pomer termina su artículo de “Folha on Line” diciendo
“A participação argentina na Guerra do Paraguai foi um episódio da maior importância no processo de formação do Estado Nacional. A Grã-Bretanha contribuiu para o andamento do processo; seus interesses o exigiam, assim como os fundamentos ideológicos de sua política externa”. (sic) (La participación argentina en la guerra del Paraguay fue un episodio de mayor importancia en el proceso de formación del Estado Nacional. La Gran Bretaña contribuyó para el andamiento del proceso, sus intereses lo exigían, así como los fundamentos ideológicos de su política externa”.
Con este párrafo que cierra su artículo, Pomer se decanta por lo que coloquialmente llamamos coloquialmente “la verdad de la milanesa”, toda vez que el historiador argentino fue honesto cuando -30 años después de escribir su obra- dijo que no tenía pruebas para acusar al gobierno Inglés como promotor de esta guerra y como no las tenía termina concluyendo que aquel poderoso país sólo termina contribuyendo para la formación del Estado Argentino.
León Pomer junto a Atilio García Mellid son historiadores “revisionistas” argentinos que escribieron con el solo afán de criticar el liberalismo que en su país tuvo una injerencia muy importante –y para ellos perjudicial- en la formación del Estado argentino. Ambos sufrieron el exilio por sus ideas políticas en el vecino país y a ellos se sumó más tarde Galeano y Chiavenatto.
No hay drama alguno en que lo hagan, pero es más que evidente que nos usaron a los paraguayos y a la guerra que tuvimos con los argentinos a modo de excusa para sus intereses ideológicos, el “revisionismo” que practican es de la historia argentina, no de la paraguaya y muchos paraguayos entendieron que fue al revés.
Pomer, llegando al final de su vida no hace nada distinto de García Mellid, porque cuando éste –también de viejo- hace una reconversión de sus ideas políticas de izquierdas hacia la derecha –en evidente señal de arrepentimiento- aquel se sincera y manifiesta públicamente que nunca tuvo pruebas para exponer una intervención inglesa oficial directa en el conflicto y no sólo eso, sino que además establece perfectamente donde se inicia y donde culmina esa intervención, en la formación del Estado Argentino.
No hay pecado alguno en el arrepentimiento, de hecho el cristianismo nos enseñó que es el paso obligado previo al perdón. El pecado consiste en arrepentirse en público sin hacer aquel acto de constricción por el que reconocemos nuestro error. Si Pomer y García Mellid hicieron ese acto de constricción, sus teorías se convierten en mero resultado de una concepción aviesa del asunto y de una evidente manifestación intelectual deshonesta y sólo mostrada al público para llevar agua a su molino ideológico.
La madurez tiene estas cosas, nos importa poco lo que la gente diga de nosotros, sólo importa lo que la conciencia te diga poco tiempo antes que abandones este mundo material y lo importante es que cuando ocurra, no te pille con las cuentas sin cerrar.
Es preferible un autor deshonesto arrepentido antes de morir a uno muerto y deshonesto para la eternidad.
Dedicado a los paraguayos que aún se aferran a la obra de estos ilustres historiadores argentinos que tuvieron su momento de gloria y hoy son arrepentidos confesos.
Fuentes:
- http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/leon-pomer–la-guerra-del-paraguay-gran-negocio-45054.html.
- https://www1.folha.uol.com.br/fol/brasil500/histpar_6.htm. (pedir como “A chave do cofre británico”)